JUN 032014 Ocampo fue una de las principales figuras ideológicas del liberalismo, recio y tenaz en el debate, por lo que debe ser un ejemplo de cómo se defiende la Nación en épocas de crisis y cómo se ejercen los cargos públicos para beneficio de los mexicanos y no en función de intereses personales o para entregar los bienes del país a otras naciones. El michoacano se opuso al tratado de Guadalupe-Hidalgo (1848), por medio del cual México cedió a Estados Unidos los territorios de Texas, Nuevo México, Alta California y parte de Tamaulipas, por lo que ofreció un contingente de tropas para seguir luchando contra los invasores. Con las Leyes de Reforma se suprimieron los fueros militar y eclesiástico en los negocios civiles, se obligó a las corporaciones civiles a vender las casas y terrenos que no estuvieran ocupando para que esos bienes produjeran mayores riquezas, se prohibió el cobro de derechos parroquiales y el diezmo. Tras éstas vinieron las Leyes de desamortización de Bienes de la Iglesia y de Corporaciones y de Nacionalización de los Bienes del Clero. Ocampo fue gobernador de Michoacán, en distintos gobiernos de la República fue ministro de Hacienda, de Relaciones y Guerra. No permitía desviaciones a los principios ideológicos, lo que lo llevó a abandonar el cargo de ministro en alguna ocasión. Fue diputado al Congreso Constituyente de 1856, formó parte de la Comisión de Constitución y también fue presidente de ese Congreso. El interés intelectual de Ocampo abarco áreas como la física, agronomía, botánica, química y la lexicografía. A su muerte donó su biblioteca al Colegio Primitivo y Nacional de San Nicolás de Hidalgo. |