MAY 192013 Entre marzo y el presente mes de este año, fueron asesinados dos hermanos ganaderos por individuos desconocidos que los ultimaron a balazos mientras las víctimas iban en sus camionetas, momento desde el cual la Procuraduría General de Justicia del Estado (PGJE) no ha dado signos de acción en las investigaciones, lo que ha llevado a que estos casos queden en la sombra de la impunidad, como muchos otros. De esta forma, los deudos de estas personas no han tenido justicia, mientras que los homicidas tal vez caminan tranquilamente por la calle y se mofan del enclenque actuar de las autoridades ministeriales, que sólo demuestran su falta de capacidad para procurar justicia. Es así que la familia de ganaderos Ponce Huerta se ha quedado sin dos más de sus miembros, a quienes empistolados dieron muerte a sangre fría en un modus operandi muy similar. El viernes 22 de marzo, fue ejecutado a tiros Leodegario Ponce Huerta, de 36 años de edad, cuyo cadáver quedó dentro de su camioneta Chevrolet, Cheyenne, modelo 2009, color plata metálico, sin matrícula y con un permiso provisional para circular del estado de Guerrero, la cual sin control se estrelló contra un poste de cemento de la colonia Primo Tapia Oriente, de esta ciudad. Se supo por testigos, que los asesinos de Leodegario lo acecharon hasta que por fin consiguieron concretar el crimen y se dieron a la fuga, esto alrededor de las 8:35 horas, exactamente en la esquina formada por las calles Alberto Coria y carretera a Charo, cerca de "La Bola Blanca". Luego, el sábado pasado se registró el homicidio del consanguíneo de Ponce Huerta, quien llevaba por nombre Francisco Javier, mismo que fue a dar al Hospital Civil, de esta capital, después de ser baleado por sujetos desconocidos cuando tripulaba su camioneta, en las inmediaciones de la colonia Vasco de Quiroga, al oriente de esta capital. Paramédicos de la Cruz Roja atendieron a Francisco, quien estaba en el asiento del chofer de su vehículo marca Toyota, Tacoma, color blanco, con placas MY69326, mismo que presentaba orificios de proyectil de arma de fuego tanto en el lado derecho como en el izquierdo. Dicha unidad quedó varada en la calle Olivares de Tzintzuntzan esquina con Sombrereros de Jarácuaro. El hombre pereció más tarde en el nosocomio antes mencionado. A pesar de que ahora ya son dos crímenes impunes en una sola familia, la PGJE como de costumbre, no ha movido ni un solo dedo para capturar a los culpables y sus funcionarios se limitan a decir que están investigando, cuando en realidad únicamente calientan el asiento en sus oficinas, haciendo "ojos de hormiga" a la realidad. |
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